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Todo indica que el próximo Ozempic será mejor

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Eli Lilly espera fabricar un fármaco aún más potente que Zepbound añadiendo un tercer mecanismo implicado en la pérdida de peso. Está trabajando en un medicamento en fase de investigación denominado “retatrutida”, dirigido a los receptores de GLP-1, GIP y glucagón, este último capaz de ayudar a eliminar las reservas de grasa. Según los datos de un ensayo publicado el año pasado, la retatrutida ayudó a las personas a perder más del 17% de su peso corporal, o 41 libras (18.6 kilogramos), al cabo de 24 semanas. A las 48 semanas, los participantes habían perdido una media del 24% de su peso corporal, es decir, unas 58 libras (26.3 kilos), más que con cualquier otro fármaco del mercado.

“No habíamos visto antes resultados como éstos en un ensayo de menos de un año de duración con un medicamento contra la obesidad”, destacó Ania Jastreboff, endocrinóloga y especialista en peso de la Facultad de Medicina de Yale, durante una conferencia de prensa celebrada el año pasado en la reunión anual de la Asociación Americana de Diabetes.

Davisson también se mostró impresionada por los resultados: “Los datos son absolutamente asombrosos”, señala, y añade que está demostrado que atacar otros receptores que se cree que intervienen en los centros cerebrales del apetito puede potenciar los efectos del fármaco.

Es mejor tener alternativas

Otras empresas están investigando fármacos que podrían utilizarse solos o en combinación con fármacos GLP-1. Una de ellas, Zealand Pharma, con sede en Dinamarca, está desarrollando un fármaco inyectable llamado “petrelintida” que imita una hormona llamada amilina que se produce en el páncreas y se segrega junto con la insulina después de una comida. La amilina parece reducir la cantidad de alimentos que se ingieren al transmitir al cerebro una sensación de saciedad.

En junio, Zealand dio a conocer los resultados positivos de un primer ensayo, según los cuales una dosis alta del fármaco ayudaba a perder casi el 9% del peso corporal en promedio en 16 semanas. David Kendall, director médico de Zealand Pharma, cree que se necesitan alternativas a los GLP-1 porque algunas personas no responden bien a ellos y pierden relativamente poco peso.

Los pacientes que toman GLP-1 también pueden llegar a una meseta, en la que la pérdida de peso se ralentiza o se detiene. Kendall indica que, en esas situaciones, sería útil disponer de medicamentos alternativos que la gente pudiera probar. “Creemos que es bueno tener opciones”.

Cree que el fármaco de Zealand también puede tener menos efectos secundarios que los actuales GLP-1. Apenas uno de los 48 participantes abandonó el ensayo por náuseas y vómitos. Ningún otro participante presentó vómitos. Pero el fármaco deberá probarse en ensayos mucho más amplios para evaluar sus efectos en grupos más grandes de personas.

“Novo y Lilly han roto la barrera”, apunta Kendall, “antes las terapias de adelgazamiento no eran muy eficaces. Ahora que hemos demostrado que las terapias con base en hormonas pueden ser tan eficaces, creo que ha cambiado la perspectiva mundial de que tratar la obesidad no es una batalla perdida.”

Daniel Drucker, catedrático de medicina de la Universidad de Toronto, quien codescubrió el GLP-1 en los años ochenta, opina que se necesitan más fármacos porque no se sabe cuánto durará la actual escasez de Wegovy y Zepbound. Novo Nordisk y Eli Lilly están construyendo nuevas plantas de fabricación, pero podrían pasar años antes de que esas instalaciones estén en funcionamiento. “Incluso entonces, es improbable que esas compañías puedan abastecer ni siquiera una fracción de la demanda mundial”, advierte. “Contar con nuevos participantes en el campo solo puede aumentar la oferta de estos medicamentos”.

Y más allá del GLP-1, Drucker sostiene que es probable que haya nuevos mecanismos implicados en el hambre y el apetito que los científicos aún no han descubierto. “Con esta oleada de actividad, probablemente vamos a ver nuevos medicamentos muy interesantes que podrían ser incluso mejores que los que tenemos ahora”.

Artículo publicado originalmente en WIRED. Adaptado por Mauricio Serfatty Godoy.

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