Algunas de las principales farmacias que producen medicamentos compuestos GLP-1 han encontrado problemas por sus prácticas. Hallandale Pharmacy, un popular proveedor (dos de mis cuatro frascos venían en su elegante envase azul), ha tenido dificultades con los organismos reguladores por infracciones anteriores, entre las que se incluyen preocupaciones sobre el mantenimiento de registros y las condiciones de las instalaciones. Ha recibido cartas de advertencia de la FDA, aunque la última se cerró en mayo de 2022, lo que significa que la agencia consideró que había resuelto las cuestiones pendientes. (Hallandale declinó nuestras solicitudes de comentarios).
Sin embargo, la FDA también ha descubierto problemas en empresas farmacéuticas. En 2023, los inspectores de la agencia detectaron contaminación bacteriana en una planta de producción de Novo Nordisk en Carolina del Norte. “La dirección se ocupó inmediatamente y el centro recibió la aprobación de la FDA para la plena fabricación destinada al mercado en agosto de 2023”, resalta Bennett, de Novo Nordisk.
Los defensores de los medicamentos compuestos manifiestan que, aunque no estén aprobados por la FDA, siguen estando sometidos a un riguroso control de calidad, en parte debido a los cambios normativos posteriores a 2012. Carroll, por ejemplo, comenta que Hims actuó con la “diligencia debida” al elegir su farmacia y que ha quedado satisfecha con la calidad de los productos. “Hemos visto una respuesta extremadamente buena por parte de nuestros clientes”, asegura. “No ha habido efectos adversos que no hubiéramos previsto”. Según Carroll, Hims no ha tenido que informar de ninguna reacción secundaria a la FDA.
¿Y ahora qué pasará con la semaglutida compuesta?
Como los investigadores siguen descubriendo nuevos casos de uso potencial de los fármacos GLP-1, y el interés y la demanda públicos siguen siendo elevados, estos medicamentos pueden permanecer en la lista oficial de escasez de la FDA durante meses o incluso años. Si se pone fin a tal carencia, una categoría de farmacia de compuestos (llamada 503a) estaría obligada a detener la producción inmediatamente, mientras que las farmacias 503b, que suelen fabricar a mayor escala, dispondrían de 60 días. El término de la escasez exigiría algunos cambios sustanciales dentro de esta floreciente industria “casera”. Ninguna de las empresas de telesalud que enviaron semaglutida compuesta a WIRED mencionó lo que ocurriría en este escenario durante el proceso de elegibilidad.
A muchas personas que consumen medicamentos compuestos les puede tomar por sorpresa si les comunican que deben cambiar a los de marca, y pagar precios mucho más altos, en cuestión de meses.
Sin embargo, incluso cuando la falta de fármacos concluya oficialmente, al menos algunas de las compañías de telesalud no tienen previsto abandonar la fabricación de medicamentos compuestos. “Creemos que habrá cada vez más demanda del fármaco, por lo que eso prolongaría [su presencia en] la lista de escasez”, afirma Pat Caroll, de Hims. “Estamos convencidos de que existe una vía, incluso cuando salga de ella, para suministrar estos medicamentos compuestos”.
Incluso los escépticos de los fármacos compuestos sospechan que no desaparecerán pronto. Con una demanda tan alta, Ryder considera que las empresas farmacéuticas tendrán que aumentar la producción para atender “básicamente al 40% de la población estadounidense” antes de que acabe la escasez. Hasta entonces, Ryder supone que este auge de la telesalud continuará sin cesar.
Por ahora, los frascos de semaglutida compuesta que encargó WIRED siguen en el fondo de un refrigerador sin tocar.
Aquí puedes conocer más recomendaciones de la FDA sobre los medicamentos GLP-1 compuestos.
Artículo publicado originalmente en WIRED. Adaptado por Andrei Osornio.