Aunque el proyecto se encuentra en fase de prototipo, su modelo es escalable. Se busca llevarlo al siguiente nivel para que, en el futuro, los médicos aprendan a programar los robots, compartan su conocimiento y establezcan una relación de aprendizaje mutuo y apoyo. Este prestigioso reconocimiento respaldado por la UNESCO se realiza anualmente y tiene como objetivo destacar las propuestas y diseños más innovadores y sostenibles de los jóvenes en la ciencia, contribuyendo a los Objetivos de Desarrollo Sostenible.
(Esta entrevista ha sido editada ligeramente para facilitar su lectura)
WIRED: ¿Qué los inspiró a desarrollar este proyecto de terapias con robots?
Victoria de León: Comenzó con una idea y terminó teniendo un impacto mayor del que imaginábamos. Fue una idea del profesor Espinal, asesor de nuestro equipo, quien nos sugirió utilizar robots humanoides para dar terapias. Inicialmente, era algo teórico, pero se llevó a la práctica con fundaciones y el Instituto Nacional de Rehabilitación, donde los robots se usaron para terapias físicas y psicológicas. Durante la pandemia, migramos el proyecto a un formato digital, lo que lo hizo más accesible a muchas personas.
WIRED: ¿Cómo se interesaron en este proyecto y quiénes se involucran?
Miguel Ángel: Yo soy estudiante de Ingeniería en Robótica y Sistemas Digitales. Curiosamente, casi todos los involucrados en el proyecto también son ingenieros. Yo estoy en Tecnologías Computacionales. Este proyecto me interesó desde la preparatoria. Es un proyecto hecho completamente por estudiantes, manejado y logísticamente organizado por nosotros, con la guía de nuestros profesores.
WIRED: ¿Cómo funcionan estos robots humanoides?
Victoria: Tenemos seis robots humanoides. Son pequeños, con la capacidad de asemejarse a un ser humano en lenguaje corporal y voz. Esto permite una interacción social con los pacientes. Los robots sirven como guías en las terapias, facilitadas por terapeutas que nos ayudan a desarrollar los protocolos. Los alumnos programan los robots para que interactúen de manera adecuada con los pacientes, motivándolos y adaptándose a sus estados emocionales.
WIRED: ¿Por qué utilizar robots en lugar de humanos para estas terapias?
Victoria: Los robots despersonalizan la terapia, lo que ayuda a pacientes con traumas o dificultades para interactuar con humanos. La novedad y la neutralidad del robot crean un ambiente seguro y no juzgador, facilitando la rehabilitación.
Miguel Ángel: En mi experiencia, como persona con discapacidad, este proyecto me parece innovador. Los robots no solo reemplazan al terapeuta humano, sino que pueden adaptarse en tiempo real, proporcionando un seguimiento continuo y específico.
WIRED: Me contaron que este proyecto lleva tiempo en el Tec. ¿Siempre se usó con fines de rehabilitación?
Victoria: Sí, aunque ha evolucionado con el tiempo. Al principio, era parte del programa de servicio social del Tec, conectando con fundaciones y avanzando gradualmente.
WIRED: ¿Cómo fue su colaboración con el Instituto Nacional de Rehabilitación y otras fundaciones?
Miguel Ángel: El Instituto nos ayudó facilitando contacto con pacientes y terapeutas, ajustando las terapias según las necesidades específicas. Esto permitió una evolución significativa en nuestro proyecto.
WIRED: ¿Qué lecciones importantes han aprendido durante el desarrollo de este proyecto?