El dueño de una casa en Florida presentó un reclamo formal ante la NASA por los daños que causó un trozo de basura espacial que atravesó su techo a toda velocidad en marzo de este año.
El caso es inédito y no existe un protocolo de acción: es que ningún ciudadano estadounidense había hecho antes un reclamo así contra la agencia. La respuesta de la NASA sentará un precedente. Esto es importante, porque existen cada vez más objetos en órbita y también cada vez más partes de esos objetos entrando a la atmósfera sin mayor control.
El propietario de la casa de Naples, Florida, llamado Alejandro Otero, no estaba cuando el incidente ocurrió. Su hijo de 19 años, Daniel, sí, pero no resultó herido. La NASA ha confirmado que el objeto de casi tres cuartos de kilo era parte de un paquete de baterías desechado de la estación espacial en 2021.
Mica Nguyen Worthy, la representante legal de la familia, ha pedido a la NASA una indemnización que medios locales cifran en más 80,000 dólares. No han emprendido una demanda legal. “La forma en que responda la NASA será, en mi opinión, fundamental para la forma en que se manejen las reclamaciones futuras. Esto realmente está cambiando el panorama legal”, dijo Worthy a la publicación de Condé Nast, Ars Technica.
La suma, argumenta la abogada, debe compensar daños materiales no asegurados, interrupción de actividad empresarial, angustia emocional y mental y asistencia a terceros. La aseguradora de Otero también ha presentado una reclamación en paralelo.
Sin protocolo para la lluvia de basura espacial doméstica
Si los desechos espaciales de otro país impactaran a una familia en Estados Unidos, las víctimas tendrían derecho a una compensación según el Convenio Sobre la Responsabilidad Internacional por Daños Causados por Objetos Espaciales. Firmado en 1972, este tratado establece que el país de lanzamiento es responsable de pagar por los daños causados por sus objetos espaciales a ciudadanos de otros países en la Tierra o en aeronaves. El convenio, por lo tanto, solo prevé situaciones con personas de naciones extranjeras, pero no con los ciudadanos locales de cada país de lanzamiento.
En este caso, sin embargo, los restos provenían de la Estación Espacial Internacional y eran responsabilidad de la propia NASA. La agencia había actualizado el sistema de energía de la estación en 2020, reemplazando baterías viejas con nuevas de iones de litio. Durante esta actualización, un paquete de baterías viejas se quedó sin viaje de regreso controlado a la Tierra debido a retrasos, por lo que la NASA las desechó, creyendo que se quemarían por completo en la atmósfera.
Puesto que el Convenio sobre Responsabilidad Espacial no aplica en este caso, Worthy ha presentado su recurso con base en la Ley Federal de Reclamaciones por Agravios. La NASA tiene seis meses para responder.
La NASA aseguró que investigará detalladamente el lanzamiento y la reintroducción del objeto a la Tierra para revisar sus modelos. Estos son actualizados continuamente, cada vez que se descubre que un objeto que se pensaba que no podía sobrevivir a la fricción y la caída lo hace.
La Agencia Espacial Europea (ESA) estima que en total hay aproximadamente 9,000 toneladas de basura espacial orbitando nuestro planeta, siendo Rusia y Estados Unidos los principales responsables de esta contaminación. Según la misma agencia, De acuerdo con la Agencia Espacial Europea (ESA), se estima que hay más de 131 millones de objetos de desechos espaciales de entre 1 milímetro y 10 centímetros orbitando alrededor de la Tierra a una velocidad promedio de 36,000 kilómetros por hora. Además de los satélites, la basura espacial incluye restos de naves espaciales, fragmentos desprendidos de artefactos y otras piezas dejadas por actividades espaciales a lo largo de los años. Según la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), actualmente hay alrededor de 13,000 satélites orbitando la Tierra, de los cuales solo 8,000 están funcionando. El resto son satélites inactivos que se han convertido en basura espacial.