El secreto para salvar las profundidades marinas, según Proctor, es dar prioridad a los sistemas que se centran en los materiales que ya tenemos: establecer leyes sobre el derecho a reparación, mejorar la capacidad de reciclaje y replantearse cómo utilizamos la tecnología una vez finalizado su ciclo de vida útil. Se trata de sistemas que ya existen y que no requieren la roturación de nuevas tierras a miles de metros bajo el océano.
“No necesitamos explotar las profundidades marinas“, reitera Proctor, “es la forma más tonta de obtener estos materiales. Hay formas mucho mejores de abordar las necesidades de esos metales como el cobalto, el níquel, el cobre y el resto”.
Camino al abismo
Hace años que se estudia la posibilidad de adentrarse en las profundidades oceánicas. Aunque actualmente no se están llevando a cabo, las empresas mineras se preparan para sumergirse en cuanto puedan.
En enero de 2024, el Parlamento noruego abrió sus aguas a las empresas que buscan extraer recursos. The Metals Company es una compañía minera canadiense que ha estado a la vanguardia de los intentos de explotación minera en la Zona Clarion-Clipperton (CCZ) del Océano Pacífico, un área del lecho marino que se extiende a lo largo de 3,100 millas (unos cinco kilómetros) entre México y Hawaii.
La explotación minera propuesta en la CCZ ha acaparado últimamente la mayor atención porque la empresa Metals Company se aseguró los derechos de acceso a zonas clave de la CCZ para la explotación minera en 2022, y sus esfuerzos se están intensificando. El proceso consiste en extraer minerales esenciales de pequeñas formaciones rocosas denominadas nódulos polimetálicos. Miles de millones de estos nódulos descansan en el lecho marino, aparentemente listos para ser extraídos (si se puede llegar hasta ellos). El plan, presentado por varias empresas mineras, consiste en “rascar” el fondo oceánico con sistemas de arrastre de profundidad y sacar estos nódulos a la superficie, donde pueden descomponerse para extraer los brillantes metales especiales que contienen. Los ecologistas sostienen que esto plantea multitud de problemas ecológicos para todo lo que vive en las proximidades.
Gerard Barron, CEO de Metals Company, sostiene que sus esfuerzos son malinterpretados por los activistas y los medios de comunicación (especialmente, digamos, John Oliver).
“Estamos comprometidos con la circularidad”, destaca Barron. “Tenemos que conducir hacia la circularidad. Tenemos que dejar de extraer de nuestro planeta. Pero la pregunta es: ¿cómo puedes reciclar lo que no tienes?”.
Tanto Barron como los autores del informe activista reconocen que no hay medios perfectos de extracción de recursos en ninguna parte, y que siempre va a haber algún peaje medioambiental. Barron argumenta que es mejor que este peaje se produzca en una de las zonas más remotas del océano.
“En palabras de Kelsey Lamp, directora de la campaña oceánica del Environment America Research and Policy Center y autora del informe: “Se trata de un ecosistema que ha evolucionado durante millones de años sin luz, sin ruido humano y con aguas increíblemente transparentes. Si lo perturbas, la probabilidad de que vuelva es bastante baja”.
Los nódulos importan
Para muchas de las formas de vida de las grandes profundidades, los nódulos son el ecosistema. Extraer los nódulos del fondo marino eliminaría toda la vida ligada a ellos.
“Tony Dutzik, director asociado y analista político del grupo de reflexión sin fines de lucro Frontier Group y otro de los autores del informe, señala: “Se trata de un gran desierto que está vinculado a la salud del océano en general y que tiene maravillas que apenas estamos empezando a reconocer”.