Ante la falta de titulares en medios de comunicación sobre muertes a causa del Dengue, este es el tiempo en que de una vez más la ausencia de la prevención ayuda a preparar el ambiente para el caos.
El acecho del mal tiene incidencia del mortal.
Los reportes sanitarios son claros y se suceden casos positivos, por lo que debería llamar la atención de la generalidad.
Es típico del paraguayo el tener la conciencia consecuente, sumándose la poca memoria sobre el calvario que hace poquito nada más causaba daño.
La prevención, una conducta de personas mínimamente inteligentes, aún no pudo impregnarse, lamentablemente en la vida del ciudadano y casi todo el tiempo se debe hablar de lo mismo.
En ocasiones incluso ni siquiera lo de la conciencia consecuente llega a funcionar a cabalidad, pues por malos hábitos se hace que todo sea cíclico.
El acecho del dengue en su serotipo más terrible está latente con la circulación viral y por el alto índice de infestación.
Como si fuera poco los “primos hermanos” del Dengue: Chikungunya, Zika, ya mostraron su “poder”.
En una sociedad normal, esto no sería repetitivo, pues se supone que por naturaleza la higiene personal y ambiental son hábitos.
Es una verdadera vergüenza que por no apegados a la limpieza se esté en riesgo inminente de ser afectados de nuevo por esta enfermedad que es mortal.
¿Qué pasó de la conciencia?
El letargo para deberes básicos es el mejor criadero del transmisor del dengue. La falta de tino humano facilita todo.
Además de ser una cuestión de acción individual ineludible, también es un deber comunitario, pues la eliminación de criaderos del vector debe involucrar a todos los sectores sociales, y debiendo ser encabezados por las instituciones municipales y nacionales.
La falta de tenacidad en ser limpios, ha sido causante de epidemias catastróficas que diezmaron a la misma humanidad, por lo que repetirlo es irracionalmente peligroso.
Es labor propia limpiar patios, no esperar que otros lo hagan.
La exposición al peligro merece la cárcel.
Alto Paraná, ni siquiera sabe cómo encarar el día a día en la cuestión sanitaria ordinaria, por lo que con epidemias conjuntas lo catastrófico pasará a ser corriente.
Esto viene a reconfirmar la necesidad de tomar enserio medias preventivas.
La limpieza es un principio incluso manejado por los animales que actúan nada más por instinto.
Evitarse dolor y muerte es instintivo, o al menos debería ser. Hay que retomar el sentido común, y hacer cultura lo que genera bienestar. Perezas y desidias incrementará estancias en hospitales y en cementerios.
