Unos días después del ranking de la revista Nature, Science también publica su Top 10. Mientras una pretende elaborar una lista de las personas que más han marcado la ciencia en este año que está próximo a terminar, la otra resume los logros científicos más significativos.
Para Science, este 2024 debe recordarse como un año de logros excepcionales para el tratamiento del VIH, específicamente con los resultados observados en el fármaco preventivo que consigue proteger contra la infección con una sola inyección cada seis meses. No obstante, Science le da un espacio a otros aspectos: estos 12 meses estuvieron repletos de victorias en el campo de la biología, la agricultura, la física, la antropología y la geología. Echemos un vistazo a los mayores diez logros científicos del año.
Una estrategia para prevenir el VIH
El mayor triunfo de todo 2024 fue la investigación sobre el VIH. En el segundo semestre del año, se dieron a conocer los resultados de dos ensayos en poblaciones diferentes sobre la eficacia del “lenacapavir”, un fármaco que se administra por inyección una vez cada seis meses como profilaxis preexposición (PREP) en comparación con los antirretrovirales. Los resultados mostraron que el lenacapavir es totalmente eficaz en la prevención de las infecciones por VIH, superior al 90% de los fármacos tomados por vía oral. Su principal ventaja es que solo debe administrarse dos veces al año, lo que resolvería el problema de la adherencia y al combate contra el estigma asociado a la toma del tratamiento. Science subraya que el carácter innovador del fármaco reside también en su mecanismo de acción: se trata de un inhibidor de la cápside, la estructura que rodea el material genético del virus, que durante mucho tiempo se ha descuidado como diana farmacológica.
El ADN como ventana al pasado
Gracias a los resultados obtenidos por diferentes equipos, ha quedado claro que podemos reconstruir la historia de nuestros antepasados y las sociedades en las que vivieron, a partir del uso combinado del análisis de ADN, las tecnologías de la información y la arqueología. Los avances en este campo son tales que nos permiten establecer también los grados de parentesco en los restos fósiles encontrados a lo largo de los años, enriqueciendo como nunca los estudios de antropología.
La empresa de cohetes SpaceX
En el frente de la exploración espacial, es imposible que Science no cuente entre los logros científicos del año que termina los conseguidos por el cohete Super Heavy de Space X. Las imágenes del cohete siendo retirado de la plataforma de lanzamiento de Mechazilla por varillas son memorables, y demuestran que incluso las costosas misiones espaciales pueden llegar a ser un poco más sostenibles.
Los ojos del telescopio James Webb
El telescopio James Webb ha vuelto a ser noticia este año, no solo porque permite identificar galaxias muy antiguas, que han asombrado a los investigadores por ser grandes y brillantes. Para los editores de Science, la necesidad de investigar los aspectos “misteriosos” del universo primitivo a partir de observaciones de los telescopios, es un resultado digno de mención. Según algunos especialistas, estas magnitudes y luminosidades excepcionales podrían explicarse por la presencia de estrellas o agujeros negros.
Car-T contra las enfermedades autoinmunes
No ha sido un año fácil para las Car-T, las terapias que refuerzan el sistema inmunitario para hacerlo más capaz de luchar contra las células enfermas, como las cancerosas. Pero mientras eran objeto de investigaciones destinadas a aclarar la naturaleza y el alcance de los posibles efectos secundarios, prosiguió la investigación sobre su posible uso, aterrizando en el campo de las enfermedades autoinmunes. Existen varios ensayos con Car-T contra enfermedades autoinmunes: desde el lupus hasta la miastenia gravis y la esclerosis múltiple; y algunos han arrojado resultados alentadores. Aunque todavía son experimentales, los obtenidos contra el lupus donde los Car-T han permitido abandonar los fármacos inmunosupresores en algunos casos, son esperanzadores.
Plaguicidas de precisión
La agricultura y la biotecnología se cruzan cuando se trata de los nuevos pesticidas basados en el ARN, que se cuentan entre los objetivos de 2024. La novedad es la siguiente: utilizar el mecanismo del ARN de interferencia, un sistema por el que se silencia específicamente la expresión de determinados genes, para desarrollar insecticidas muy específicos. Gracias al silenciamiento de genes, es posible atacar directamente la viabilidad del patógeno, contrarrestando los daños asociados. Science destaca el caso de los pesticidas de ARN que han erradicado el escarabajo de la papa en EE UU.
Un nuevo orgánulo
No nos vamos demasiado lejos en términos de alcance cuando hablamos del “nitroplasto”, un nuevo componente celular que se ha caracterizado recientemente y que podría revolucionar la agricultura en el futuro. El nitroplasto es un orgánulo, una estructura presente dentro de algunas algas con la función de fijar nitrógeno. Los investigadores que lo estudiaron creen que los nitroplastos no son más que cianobacterias incrustadas dentro de las algas. Para Science, el descubrimiento es digno de ser mencionado entre los más influyentes del año por dos razones: demuestra que no solo las bacterias pueden fijar nitrógeno, y porque quizás podría abrir las puertas al desarrollo de la biotecnología.
Antiguos organismos pluricelulares
En el Top 10 de Science hay un sitio para la Qingshania. No sabemos realmente quien era, pero dada su edad, 1,600 millones de años, las incertidumbres están más que concedidas. Lo que sí es bastante seguro, y lo que lo hace digno de mención, es su naturaleza: es el organismo pluricelular más antiguo conocido hasta la fecha. Un organismo bastante simple, con filamentos de dos o más células que no alcanzan el milímetro de longitud. Se especula que pudo ser un alga.
Una revolución magnética
Este 2024 debe recordarse por ser un año en que se confirmó la existencia de un tercer tipo de magnetismo: el “altermagnetismo”, acompañado del ferromagnetismo y el antiferromagnetismo. El hallazgo se atribuye a investigadores alemanes y checos, que explican cómo el altermagnetismo es una especie de término medio entre las dos formas tradicionales.