Dos astrofísicos han identificado y modelado la estructura de una supernova documentada hace un milenio y que hasta ahora se consideraba perdida. El objeto, ahora conocido como ‘SN 1181’, no solo tiene filamentos que lo hacen ver como una flor de diente de león, también alberga una estrella zombi en su centro.
‘SN 1181’ es considerada una de las pocas explosiones de estrellas registradas antes de la era de los telescopios. Astrónomos de antiguas civilizaciones chinas y japonesas la documentaron con precisión en el año 1181 bajo la clasificación de una “estrella invitada” en el firmamento. Aunque el registro está en los documentos, los científicos contemporáneos no habían conseguido ubicarla en el espacio, como ha ocurrido en otros casos similares.
Ilaria Caiazzo, profesora del Instituto de Ciencia y Tecnología de Austria (ISTA), y Tim Cunningham, investigador del Centro de Astrofísica de Harvard y el Smithsonian, reunieron todas las pistas disponibles de esa legendaria supernova para armar un modelo de cómo debería verse. El asombroso trabajo fue publicado en la revista científica The Astrophysical Journal Letters.
Una nueva forma de ver supernovas
La explosión no estaba tan perdida como se pensaba. En 2021, las investigaciones condujeron a una nueva nebulosa encontrada por una astrónoma aficionada en 2013. Con ayuda del instrumento Keck Cosmic Web Imager (KCWI), un espectrógrafo ultrasensible en la cima de una montaña en Hawái, los científicos investigaron el remanente de la explosión estelar en esa zona.
El instrumento permite medir el movimiento de la materia en una explosión estelar para formar una especie de “película en 3D” de cualquier supernova. La sensibilidad del KCWI dio forma a los filamentos en forma de diente de león de la supernova e indicó que viajaron mil kilómetros por segundo. “Esto significa que el material expulsado no se ha ralentizado ni acelerado desde la explosión. Por lo tanto, a partir de las velocidades medidas, mirar hacia atrás en el tiempo nos permitió precisar la explosión casi exactamente en el año 1181”, explicó Cunningham.
La estrella zombi dentro de ella es “el remanente del remanente” del astro original. El estudio explica que al explotar la enana blanca que dio origen a la supernova ‘SN 1181’ dejó a su paso un fragmento de estrella muerta ultradensa. Es un escenario poco común, pero hay registros de otros más. Los astrofísicos conocen este fenómeno como supernova de tipo Iax.
“Nuestra primera caracterización detallada en 3D de la velocidad y la estructura espacial de un remanente de supernova nos dice mucho sobre un evento cósmico único que nuestros antepasados observaron hace siglos. Pero también plantea nuevas preguntas y desafíos para que los astrónomos los afronten a continuación”, concluye Caiazzo.