Rodrygo Goes es más feliz en el ambiente que vive con la selección brasileña que en el Real Madrid. Ha sido titular con la canarinha en los cuatro partidos disputados en las dos ventanas de selecciones, mientras que en su equipo se ha quedado en el banquillo en cuatro encuentros de doce, ante las dudas que tiene Ancelotti de jugar con tres o dos delanteros, siendo él el sacrificado.
Dos realidades diferentes
El delantero madridista abrió la puerta de salida hace unos meses, consciente de que la llegada de Mbappé ponía en peligro su titularidad. Ha tardado apenas dos meses en confirmar que es el eslabón débil del ataque blanco ante la presencia del astro francés y de Vinicius, intocables para Ancelotti. A esto se suma que cuando juega es un espíritu libre y que se aleja de conectar con sus dos compañeros de ataque, aunque mantiene más feeling con su compatriota.
Rodrygo vive dos realidades diferentes. Una, de felicidad y protagonismo cuando defiende la camiseta ‘verdeamarela’ de su selección, y otra más discreta e inquieta cuando le toca enfundarse la del Real Madrid. Se siente más valorado en su selección que en su equipo. Recibe más cariño y reconocimiento, con otra visibilidad a la que tiene a la sombra de Mbappé y Vinicius.
Añora a Neymar con Brasil y no a Vinicius
Tanto es así que añora a Neymar, que podría volver a la canarinha en la próxima ventana de selecciones, y no se acuerda de Vinicius, baja en los dos últimos partidos: “Como todo el mundo sabe, es mi ídolo, así que siempre intento enviarle un mensaje porque quiero que vuelva lo antes posible. Sé que cada día está mejor, que ha vuelto a entrenarse con el grupo. Ahora tenemos que esperar. Espero que esté bien y que esté en la próxima convocatoria”.
Rodrygo no es completamente feliz en el Real Madrid. Solo la confianza que Ancelotti tiene en su fútbol, su esfuerzo y su compromiso le mantienen firme en su idea de triunfar de blanco, ilusión que se escapa con la presencia de Mbappé y Vinicius. Un jugador al que la Premier lleva tiempo tentando y que podría conseguirlo incluso el próximo verano, como quiere su entorno, para dejar a los blancos a cambio de un traspaso millonario.