El PP apostó hace meses por endurecer su postura en el debate migratorio. Lo hizo antes del verano buscando la implicación directa de la Comisión Europea en la crisis humanitaria de Canarias. Después rechazó apoyar la reforma de la Ley de Extranjería -aunque dejó que Vox rompiera los gobiernos autonómicos por aceptar, precisamente, el reparto de los menores migrantes de este año en las autonomías- y a la vuelta del verano, tras conseguir un pacto propio con Coalición Canaria para presionar al Ejecutivo, volvió a dar por rotas las negociaciones con los socialistas por entender que Pedro Sánchez “no está en el camino correcto”.
Para los conservadores el “camino correcto” es la agenda restrictiva que ya recorre Europa, incluso en gobiernos socialdemócratas como el alemán o el británico, que apuestan por endurecer los controles fronterizos. Tras meses advirtiendo que España “se está quedando sola” y “no está afrontando el problema” de la inmigración irregular, en la dirección nacional dejan claro que “no habrá ninguna flexibilización” en su propuesta. Aseguran, por eso mismo, que siguen “muy lejos” de retomar la negociación con el Gobierno y afirman que el debate abierto en canal en el continente les beneficia después de que Ursula von der Leyen haya lanzado la posibilidad de tomar medidas similares a las impulsadas por Giorgia Meloni en Italia.
La presidenta de la Comisión trató de sondear a los Estados miembros con la apertura de centros de deportación fuera de la Unión como una posible “solución innovadora” y siguiendo los pasos de Meloni en Albania, donde ya han llegado los primeros inmigrantes irregulares desde Italia. El Gobierno de Sánchez rechazó de plano esa medida, pero como mínimo, en la cumbre de jefes de gobierno europeos que Bruselas acoge este jueves y viernes, el modelo italiano estará encima de la mesa.
Feijóo, por su parte, lleva semanas poniendo como ejemplo las políticas desplegadas por la dirigente de ultraderecha en el país transalpino. La idea que repiten en Génova es que otros países del sur de Europa han mejorado los datos de entradas irregulares mientras que España no hace más que empeorar. La convicción del PP es que el Gobierno tiene que implicar a la Unión dejando claro que Canarias y Ceuta no son la frontera de España, sino de todo el continente. Como publicó este diario, en los días finales de negociación con el Gobierno este mes de octubre, el PP defendía que hubiera otros países europeos a los que se pudieran trasladar menores migrantes llegados a Canarias.
Que Europa planea endurecer la regulación de las deportaciones es un hecho, pero los populares están convencidos de que Sánchez “arrastra los pies” en un asunto clave porque no tiene apoyos entre sus socios. Pero el PP vio claro -no es casual porque en Génova llevan estudiando la opinión pública sobre el fenómeno migratorio muchos meses- que se trataba de un asunto nuclear. Y aseguran que el apoyo al endurecimiento de las medidas no es exclusivo de los electores de la derecha, sino que una amplia parte de los votantes del PSOE también están en esa misma línea.
Ante la seguridad de que la mayoría de la población está de acuerdo con que se establezcan más controles en las fronteras y se evite la llegada de inmigrantes irregulares y que el propio debate europeo va en esa línea, el PP insiste en que “no aflojará” en ningún caso su posición. Al contrario, no esconden que tienen “incentivos” para la firmeza con el Gobierno, pero también por la presión que Vox ejerce por la derecha.
De hecho, entre los conservadores reconocen que la inmigración es la principal bandera de Santiago Abascal y que, sin embargo, en los últimos meses han conseguido acaparar todo el foco. El mensaje es evidente. Pero también la gira europea anunciada por Feijóo -primero en Grecia y luego en Italia, y ahora en Alemania y en Bélgica con el PP europeo- le ha hecho ganar protagonismo en el debate. La foto junto a Meloni -una de las socias más importantes de Vox- fue una estocada importante para su rival por la derecha.
En la reunión informal que Feijóo mantiene en Bruselas con el resto de líderes de la familia conservadora, el líder del PP también denunciará que el Gobierno de España “evite pedir ayuda formalmente a la UE” -una de las críticas que más repite y por la que formalmente rompió la negociación- para activar Frontex y otras medidas del continente.
Aunque la dirección nacional duda de lo que pueda hacer Sánchez, algunos dirigentes creen que el Gobierno “acabará dando pasos” en la dirección europea. Aunque Moncloa rechazó la idea de los centros en terceros países, la portavoz, Pilar Alegría, sí aseguró que están “estudiando cientos de emplazamientos” más -como el aeropuerto de Ciudad Real- “con el objetivo de poder aliviar las tensiones” que hay en Canarias. Para valorar todos esos lugares hablarán con las administraciones pertinentes.