En un momento de su carrera, Cirincione fue miembro del personal del Congreso que trabajó en la reforma militar durante casi una década: “Cuando formaba parte del personal del Comité de Servicios Armados en los años 80 y 90, oí hablar de la esponja. Es una de las dos principales justificaciones del ICBM”, asevera.
La otra es su capacidad de respuesta: la idea de que puede disparar y alcanzar sus objetivos unos minutos antes que un submarino o un bombardero. “Los argumentos son muy vagos, y se mantienen así intencionalmente. Oyes a la gente decir frases estratégicas que suenan profundas y cargadas de valor, como: ‘Son la columna vertebral de nuestra estrategia de defensa nacional’, pero al indagar en ellas, te das cuenta de que están construidas sobre arena. No hay ninguna lógica fundamental en esto más allá de los cálculos de objetivos de la Guerra Fría”, declara.
Los cálculos son absurdos y aterradores
Estos silos existen para que Estados Unidos pueda lanzar un ataque nuclear total contra Rusia o China. El objetivo del ataque sería la destrucción total de los centros de población de la nación contraria. No se trataría de un ataque en especie, sino de la aniquilación total del enemigo. Precisamente por eso muchos expertos los consideran inútiles.
“Si utilizáramos los misiles balísticos intercontinentales sería el fin de la civilización humana, incluso sin que un adversario alcanzara a Estados Unidos con una sola ojiva”, asegura Cirincione.
“Creo que los silos de misiles balísticos intercontinentales no tienen sentido”, manifiesta Tara Drozdenko, directora de seguridad global de la Unión de Científicos Preocupados, y añade: “Nuestros misiles submarinos son bastante precisos. Son básicamente imposibles de encontrar, por lo que no tienen la vulnerabilidad que tienen nuestros silos fijos”.
Esto significa que, en la práctica, el objetivo de los ICBM es alejar las cabezas nucleares enemigas de los centros de población y dirigirlas hacia zonas menos pobladas de EEUU. Pero el impacto de esas ojivas en Estados Unidos tendría profundas consecuencias para el planeta y sus habitantes. Un estudio de Sébastien Philippe, del Programa de Ciencia y Seguridad Global de Princeton, concluye que un ataque total a la esponja nuclear provocaría la muerte de millones de personas en Estados Unidos, Canadá y México.
“No se trata solo de absorber un ataque nuclear, es como cuando se vierte agua sobre la esponja y luego se presiona sobre ella, se derrama por todas partes. Así que el derrame de esa esponja es una lluvia radioactiva masiva por todo el país”, explica Philippe a WIRED.
En el estudio de Philippe, él y un equipo utilizaron datos meteorológicos recientes para modelar cómo fluiría la lluvia radioactiva por todo el planeta tras un ataque a la esponja nuclear. “En total, casi 300 millones corrían el riesgo de recibir dosis letales dependiendo de dónde soplara el viento… solo por el hecho de que se produjera un ataque a ese sistema de armas”, refuerza.
No estamos hablando de tener cáncer dentro de 15, 20 o 30 años. Estamos hablando de que tus células, tus órganos y tu cuerpo entero se apaguen en días, semanas o meses después de la explosión”.
Los Sentinel van más allá del peor de los escenarios
El plan de las Fuerzas Aéreas propone una monumental hazaña de ingeniería. Para soportar los nuevos misiles, las Fuerzas Aéreas planean demoler 45 instalaciones de alerta de misiles y construir al menos 24 nuevas en su lugar. Renovará los 450 silos existentes, construirá 3,100 millas (5,000 kilómetros) de corredores de servicios públicos y levantará 62 torres de comunicaciones de 300 pies (más de 90 metros) de altura. La Fuerza Aérea declara que puede hacer todo esto para 2036.
Para ello se necesitará mucha mano de obra. Alrededor de 3,000 trabajadores tendrán que vivir en algún sitio, y los planes actuales de Sentinel incluyen la construcción de viviendas temporales para la gente que venga a trabajar en los silos: “Eso es algo que preocupa a las comunidades”, cuenta Philippe.