Una reciente imagen de Júpiter, el coloso gaseoso más grande del sistema solar, ha salido a la luz. La sonda Juno de la NASA capturó esta instantánea colorida durante su 61° sobrevuelo cercano alrededor del planeta. La zona fotografiada corresponde al polo norte. Los llamativos remolinos que se aprecian en la superficie forman parte de la región filamentosa plegada, un área repleta de nubes y tormentas caóticas.
Juno tomó la fotografía cuando se encontraba a tan solo 29 mil kilómetros de distancia de Júpiter, a 68 grados al norte del ecuador. Para ponerlo en perspectiva, la distancia promedio entre la Luna y la Tierra es de 380 mil kilómetros. Desde su llegada en 2016, Juno se convirtió en el objeto más cercano a lunas destacadas como Ío, el cuerpo volcánico, Europa, el sitio con un probable mar en su interior y Ganímedes, el inquietante mundo blanco con sales.
La sonda Juno captura imágenes constantemente mientras navega por vecindario de Júpiter. La información usualmente está segmentada porque sus instrumentos no alcanzan a cubrir la extensión de los cuerpos espaciales. Afortunadamente, los datos están disponibles públicamente para que los entusiastas de la astronomía los unan como si fueran piezas de un rompecabezas. La NASA ofrece su información en bruto y los interesados construyen composiciones complejas con ella en sus computadoras. En este caso, la última imagen del gigante gaseoso fue capturada por la JunoCam, pero el color y la composición se atribuyen a Gary Eason.
Los polos caóticos de Júpiter
Júpiter es un planeta caótico. En su ecuador, los chorros de aire de diferentes colores se desplazan en direcciones opuestas. Además, cuenta con remolinos gigantes que podrían engullir fácilmente la Tierra. Pero en sus polos, el escenario es aún más intenso. La zona filamentosa plegada está llena de ciclones de hasta 4 mil kilómetros de ancho en constante movimiento y transformación.
Hasta la llegada de sondas con capacidad para orbitar otros planetas, la investigación de los polos permaneció como un misterio. Los planetas se descubrieron hace siglos, pero los telescopios no pueden alcanzar a ver estas regiones especiales. Por su parte, las pocas misiones que se han enviado a los confines del sistema solar, como las sondas Voyager o Pioneer, solo han proporcionado unas cuantas oportunidades de observación.
Cuando Juno llegó al sistema joviano, reveló que los polos de Júpiter están plagados de estructuras compuestas por docenas de remolinos. Los científicos originalmente pensaban que esta zona tendría una forma simétrica similar a la del polo hexagonal azul de Saturno. Sin embargo, las fotografías obligaron a los investigadores a replantearse la naturaleza de Júpiter y la dinámica de los ciclones que ocurren en su interior.
Juno pronto se convertirá en una sonda secundaria en el sistema joviano. En los próximos años llegarán al menos dos nuevos dispositivos de observación. Además, la radiación de Júpiter comienza a afectar sus sensores. La NASA trabaja a toda velocidad para lanzar la Europa Clipper. Su objetivo es investigar a Europa, la luna congelada. Por otro lado, la Agencia Espacial Europea ya envió la nave ‘Juice’ para explorar los satélites galileanos.