Vincent escribió un libro sobre la experiencia que le tocó vivir con la muerte. (Foto: RedesSociales)
El mundo de las pesas era un pasatiempo favorito para él. Junto con un amigo, entrenaban duro y se esforzaban por poder quedar cada vez más “marcados”. Algunas veces, acudían a suplementos que les dieran más pilas. Esto, sin saberlo, fue lo que le terminó llevando a una experiencia única donde, asegura, estuvo muerto por unos minutos para luego regresar y ver que “la parte difícil fue regresar”.
Se trata de Vincent Tolman, residente de Arlington, Texas, quien llegó a escribir un libro sobre esta poderosa experiencia. El mismo relató se le habían acabado unos suplementos que utilizaban para sus entrenamientos. Como en yanquilandia no se conseguían así nomás, mandaron a pedir de Tailandia. Era una nueva fórmula, pero ellos la ingirieron como si fuera la de siempre.
Era mucho más potente de lo esperado, por lo que el consumo habitual se transformó en una sobredosis que los afectó. “Perdía y recuperaba la conciencia y mi corazón empezaba a latir más despacio (…) Lo último que recuerdo fue ver cómo toda la habitación empezaba a girar a mi alrededor y me desmayé en el suelo boca arriba”, comentó el joven quien detalló que este episodio se dio dentro de un local de comidas rápidas al que ingresaron en busca de una comida contundente para revertir los efectos.
“Mi cuerpo empezó a vomitar para intentar expulsar lo que estaba causando todo esto y mientras lo hacía lo inhalé hasta mis pulmones y me asfixié”, recordó. Quienes estaban en el local llamaron a los paramédicos quienes al llegar empezaron con las maniobras de reanimación. Fue en vano.
Vincent fue declarado muerto y subido a la ambulancia para ir a la morgue. Por cosas de la vida, en el camino, uno de los paramédicos decidió abrir la bolsa donde se ponen a los finados y observarlo nuevamente. Notó algo que le llamó la atención y volvió a intentar reanimarlo.
A pesar de haber sido declarado oficialmente muerto durante 45 minutos, fue resucitado gracias a este hecho. Pasó tres días en coma donde, asegura, conoció a un guía espiritual que le mostró su vida hasta ese momento.
“No lo vi solo con mis ojos, lo vi con los ojos de todos los que se vieron afectados por mis acciones o mis palabras. Fue extraño porque sentí que duró mucho tiempo, pero al mismo tiempo se sintió como si hubieran sido unos pocos segundos”, recordó.
“Mientras eso sucedía, comencé a envolverme en esta energía oscura, esta energía de miedo (…) Luego, de repente, comencé a sentir este calor, como si alguien estuviera brillando con una luz muy brillante o el sol saliera de detrás de una nube y comenzara a calentar mi espalda”, agregó.
Entendió que lo bueno que hizo en su vida superaba lo malo, por lo que cambió por completo su perspectiva. “Sentí un tremendo amor incondicional, una paz y una calidez”, contó. Sobre eso, explicó que su guía espiritual le comunicó telepáticamente cómo funciona el Universo y mencionó: “La Tierra es solo una escuela, siempre fue solo un salón de clases y nunca un tribunal”.
Vincent afirmó que el guía le ofreció una opción: podía elegir quedarse o volver. Eligió regresar pensando en su mamá.
“Morir fue maravilloso. Morir fue fácil. Tan pronto como me relajé y lo acepté, fue hermoso. Es una locura que le demos tanto miedo a la muerte porque esa era la mejor parte. La parte difícil fue regresar”, admitió sobre su experiencia.