Un equipo de neurocientíficos identificó el circuito cerebral responsable de aliviar el dolor sin la necesidad de sedantes a través de un experimento con ratones. La activación de esta plataforma neuronal podría explicar, también, por qué el efecto placebo funciona. Los resultados presentados en un reciente artículo de la revista Nature abren nuevas perspectivas para el desarrollo de fármacos contra el dolor.
La analgesia placebo es el fenómeno en el que la expectativa de alivio del dolor puede reducir la percepción del mismo, sin la intervención de medicamentos. Este efecto placebo es una de las demostraciones más intrigantes sobre la profunda conexión entre mente y cuerpo. Aunque la idea de la “mentira benigna” en beneficio de la salud ha existido durante siglos, el mecanismo cerebral responsable de que funcione seguía siendo esquivo.
Investigadores de la Universidad de Carolina del Norte encontraron el mecanismo responsable de la analgesia inducida por expectativa gracias a un ingenioso experimento con ratones. Según su informe, este proceso está mediado por neuronas en la corteza cingulada anterior rostral (una región intermedia del cerebro) que se proyectan hacia el núcleo pontino, un área anterior al cerebelo. Esta región nunca antes se había relacionado directamente con el dolor. El efecto placebo aumenta la actividad de las células en el área y potencia la neurotransmisión de la vía.
Una vez localizada la ruta del placebo, los científicos la activaron e inhibieron a voluntad, sin que existiera una expectativa de alivio. Cuando se estimuló la vía neurotransmisora de la corteza cingulada anterior rostral, el efecto analgésico apareció. Además, un estudio aislado a las neuronas del núcleo pontino reveló que cuentan con una abundancia de receptores de opioides. La presencia de estos componentes respalda la hipótesis de su papel en la modulación del dolor inducida por efecto placebo.
Un experimento con ratones reveló un mecanismo fundamental sobre el proceso de recordar y cómo la falta de sueño lo afecta.
Ratones, efecto placebo y planchas calientes
La localización de una ruta neuronal de la analgesia placebo no tiene precedentes. Las investigaciones más avanzadas al respecto habían concluido que, lo que sea que la provocaba, se situaba en la corteza cingulada. A falta de métodos más sofisticados para verificar las neuronas, los análisis consistían en ver qué parte del cerebro se iluminaba durante la activación del mecanismo.
Para hallar el sitio donde ocurre el efecto placebo, el equipo de científicos ideó una prueba con 10 ratones, dos jaulas con pisos que se calentaban y cámaras. El primer paso fue provocar que los roedores asociaran una jaula con dolor y la otra con alivio de dolor. Los animales de prueba que siempre estuvieron en un contenedor frío experimentaron menos dolor cuando el suelo de ambos escenarios aumentó su temperatura.
Luego inyectaron una molécula especial que provocó que las neuronas activas brillaran. La vía neurotransmisora fue evidente ante los monitores durante la analgesia inducida por expectativa de alivio. Finalmente activaron y desactivaron esa parte del cerebro con ayuda de luz, una técnica conocida como optogenética.
El documento finaliza con la esperanza de diseñar fármacos para tratar el dolor sin la necesidad de implementar opioides. En medio de una crisis por abuso de fentanilo, la clave de los tratamientos libres de riesgo de adicción podría residir en la vía cortico-ponto-cerebelosa prefontal, afirman. Por supuesto, el efecto analgésico placebo de los humanos es mucho más complejo que en los ratones, pero ahora hay un nuevo mapa para los futuros exploradores.