El correccional de Ciudad del Este se encuentra totalmente abarrotado debido a los 1.700 internos con que cuenta actualmente, pese a que su capacidad es solamente para 500 reclusos. Cerca de 600 poseen condenas y los demás están en trámites o en proceso de alguna audiencia judicial que determine su situación. La capacidad física del reclusorio está colapsada, lo que obliga a los internos a vivir en hacinamiento, lo que propicia el contagio de enfermedades, principalmente la tuberculosis.
La adicción es otro de los flagelos que se debe atacar dentro de la cárcel de Ciudad del Este, por lo que se está trabajando en ello, según refirió el director Benjamín Ozuna. El ingreso de drogas al correccional sigue siendo un cáncer a extirpar, por lo que se debe imprimir con firmeza el combate contra aquellos que los propician. Al respecto, Ozuna reconoció que este hecho es producido por agentes penitenciarios en contubernio con familiares de los internos. “Es nuestra mayor preocupación y estamos trabajando en ello. Ya hemos detectado y debilitado este aspecto. Sabemos que hay un contubernio entre algunos funcionarios, familiares e incluso terceras personas a la institución. Estamos trabajando sigilosamente en ello y puedo asegurar que lo estamos debilitando de a poco”, refirió.
En tal carácter, se ha conformado una comisión interinstitucional que está delineando estrategias que atacarán varios frentes, de modo a posibilitar la reinserción del interno, además de incentivar una correcta implementación judicial y buscar el respaldo familiar.