Monseñor Ricardo Valenzuela ofició la misa de las 7:00 en el santuario de Caacupé. En su prédica reflexionó sobre la situación actual que se vive en muchos lugares del mundo. Indicó que hoy en día las guerras y los atentados ocurren por causa de las personas que prefieren fundirse en el pecado.
“Hay guerras y atentados, el hombre quiere destruir la casa porque el maligno Satanás entra en el corazón del hombre. Y ahí siempre abunda la soberbia, la avaricia, la lujuria, la ira, la gula, la envidia, la pereza, la soberbia y la avaricia”, dijo monseñor.
Resaltó que a todos estos se los denomina pecados capitales porque son considerados la fuente de todos los problemas que perjudican y funden a las familias.
“En estos tiempos libres que tienen, si alguien toca la puerta de sus casas piensen. Y no olviden la frase: ‘Temo que Cristo pase y no me dé cuenta que es Él y que pase de largo’. Vigilen y tengan cuidado para que no se les escape nuestro Señor”, expresó Valenzuela.
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Falta de enseñanza
En otro momento de su alocución, monseñor Valenzuela añadió que hoy en día es necesario fortalecer las enseñanzas en las familias.
“Hace falta en muchos hogares enseñar más y recuerden que el primer pan que Jesús enseña a la multitud perdida es el pan de la palabra. ‘Tu palabra es lámpara para mis pies y la luz para mis pasos’, esto tenemos que guardarlo siempre como un sello en el corazón de lo que necesitamos. Esa luz es la lámpara para mis pies en los momentos difíciles”, dijo.
“Tenemos necesidad de la palabra, necesitamos que nos guíen y que dominen nuestro camino, porque sin la verdad de Cristo no es posible encontrar la orientación correcta en la vida”, resaltó monseñor.
Asimismo, agregó que la palabra del Señor es como una espada de doble filo: “Cuando nos alejamos de Dios y de su amor, nosotros nos perdemos y la existencia se transforma en una insatisfacción. Con nuestro Señor al lado se puede actuar con seguridad, se pueden superar todas las pruebas, avanzar en el amor hacia Dios y hacia el prójimo”.
Agregó que “Jesús se hizo don para los demás, convirtiéndose Él en el modelo de amor y de servicio para cada uno de nosotros”.
Monseñor Valenzuela recordó a los feligreses que la palabra de Dios también nos recuerda que Él es el pastor de nuestra vida, “porque quiere para nosotros la vida, quiere guiarnos a buenos pastos verdes donde podemos alimentarnos y respirar”.
“Él no quiere que nos perdamos, no quiere que muramos, sino que lleguemos a la meta de nuestro camino, que es la plenitud de la vida. Dios obra ante Jesús y nos brinda la paz completa. El demonio intenta siempre arruinar la obra de Dios en las relaciones interpersonales, sociales”, puntualizó monseñor Ricardo Valenzuela.
En la jornada dominical se tuvo una importante concurrencia de feligreses que acudieron de Luque, San Lorenzo, Ñemby, Itá, San Antonio, Presidente Franco, visitantes del Centro de Despachantes de Aduana de Paraguay y la delegación de Clorinda, Argentina.
La animación de canciones religiosas estuvo a cargo del Coro Inmaculada Concepción de Caaguazú.
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