Lesiones, accidentes, enfermedades, clasificaciones en el último minuto… la gimnasia española ha superado todo tipo de adversidades gracias al valor “primordial” de la paciencia y competirá en los Juegos de París por primera vez en todas las especialidades y con la segunda delegación en tamaño (17), solo por detrás de China.
Por primera vez, junto a los representantes de artística y rítmica estarán en los Juegos dos gimnastas de trampolín, Noemí Romero y David Vega, que también han encontrado la recompensa a su perseverancia.
“La paciencia ha sido primordial en un ciclo olímpico muy duro, de muchísimo trabajo, de caerse y levantarse constantemente. Juega un papel clave en los procesos duros de lesiones y en los momentos en que no tienes tanta fortaleza mental”, dijo Romero a Efe durante la presentación del equipo olímpico, que esta misma semana comenzará a viajar a París.
En su caso, en enero del pasado año pensó en retirarse -“no podía más”- tras pasar por una operación, por una rotura de ligamentos de tobillo y por una sacroileitis en la espalda. “No me merecía la pena seguir así, sin que llegasen los resultados”, afirmó.
Con el apoyo de su pareja, el propio David Vega, y de sus entrenadores, decidió alargar algo más su carrera y logró la clasificación olímpica. “He tirado, pero ha sido un proceso muy duro”, insistió la madrileña.
De paciencia saben también los equipos de artística, entre cuyos componentes los hay que han padecido dolencias graves (una miocarditis Néstor Abad), un grave accidente de coche (con Joel Plata como el más perjudicado) o la rotura de los dos pies (Ana Pérez), además de las recurrentes lesiones propias de su deporte.
“Haber superado esas experiencias lo que da a los chicos es confianza y seguridad. Posiblemente serán nuestros mejores Juegos”, aseguró el seleccionador masculino, Benjamín Bango.
“Este equipo puede hacer por primera vez algo muy grande, que es luchar por la final por equipos“, añadió Plata.
Ray Zapata, subcampeón de suelo en Tokio 2020, quiere volver a disputar esa final, pero también enfoca ahora a la competición por equipos y al salto.
“Después de ganar una medalla es complicado seguir teniendo motivación para levantarse cada día y seguir luchando. Pero el deportista nunca se conforma. Ahora quiero afrontar este reto del equipo, somos capaces de estar esa final, eso sería historia y lucharemos por estar cerca de los tres mejores del mundo. Y en salto hay que probar suerte, voy a por todas”, dijo Zapata.
Ana Pérez también estaba “prácticamente retirada” hace tres años. Pero ahora vuelve a tener muchas ganas de meterse en la final del concurso completo. “Quiero hacer mi trabajo”.
En el caso de la rítmica, la renovación del equipo y la falta inicial de resultados fueron los principales obstáculos. La seleccionadora Alejandra Quereda admitió que la preparación olímpica “ha tenido sus más y sus menos”, pero se ha llevado a cabo “de la mejor forma posible”.
“Estoy segura de que en el momento saldrán las cosas como tienen que salir”, dijo. “Tenemos el nivel, las ganas y la ambición”, aseguro la gimnasta del conjunto Inés Bergua.
El equipo olímpico español de gimnasia lo formarán en artística masculina Néstor Abad, Ray Zapata, Nicolau Mir, Thierno Diallo y Joel Plata, en artística femenina Ana Pérez, Alba Petisco y Laura Casabuena, en rítmica individual Polina Berezina y Alba Bautista, en rítmica de conjuntos Inés Bergua, Ana Arnau, Salma Solaun, Mireia Martínez y Patricia Pérez y en trampolín Noemí Romero y David Vega.
Fueron despedidos rumbo a París en la sede del CSD por su presidente, José Manuel Rodríguez Uribes, que habló de un equipo de “talento evidente”.
“Vamos con una expedición extraordinaria a París, la más importante de nuestra historia desde Barcelona’92“, subrayó.