Si puedes permitirte fortificar tu casa o pagar la construcción desde cero de una residencia especialmente diseñada y resistente a los huracanes, está muy bien. Pero no todo el mundo puede. Unos pocos afortunados, sin embargo, pueden recibir ayuda de una de las muchas organizaciones benéficas estadounidenses que reparan o reconstruyen casas tras catástrofes naturales como los huracanes.
“Ponemos en práctica las palabras de Jesús en el Sermón de la Montaña”, refiere Kevin King, director ejecutivo de Mennonite Disaster Service (MDS), una organización benéfica cristiana. “Nuestra fe es una acción con un martillo”.
El MDS forma parte de una coalición de grupos de voluntarios, no todos religiosos, llamada National Voluntary Organizations Active in Disaster. Una página del sitio web del MDS anuncia con orgullo que la mayoría de las casas construidas por sus voluntarios en la zona de Cameron, en Luisiana, sobrevivieron al huracán Laura en 2020. De un total de 27 casas, 24 superaron la tormenta de categoría 4.
“Las casas que estamos construyendo ahora pueden soportar vientos de hasta 240 km/h”, afirma King. Estas viviendas se construyen desde cero, se elevan por encima de la llanura aluvial local y se donan gratuitamente a personas que se han quedado sin hogar a causa de los huracanes. Los diseños de MDS utilizan tejados a cuatro aguas, pilotes para elevar la vivienda lo suficiente en caso necesario y vigas de madera de 2 x 6 en lugar de 2 x 4 para dotar a la vivienda de paredes más gruesas y aumentar su resistencia.
El año pasado, el MDS construyó 95 casas nuevas, con un costo de unos 120,000 dólares cada una, y reparó otras 400. King insiste en que sus voluntarios no están allí para plantar iglesias o convertir a la gente. (“Si eso ocurre, estupendo. Si no ocurre, depende de Dios”). Varios grupos cristianos socialmente conservadores colaboran en las obras del MDS, incluidos los amish. Esto da lugar a algunas contradicciones inusuales. Las fotografías digitales del proceso de construcción, que confirman la solidez de la estructura, permiten a los propietarios solicitar descuentos en el seguro. King recuerda un momento a principios de este año en el que vio a un voluntario amish, que casi con toda seguridad no tiene electricidad en su propia casa, pasearse por una casa a medio construir tomándole fotos con un iPad.
El propio King es consciente de los efectos del cambio climático. Cuando empezó a trabajar en el MDS hace 20 años, la organización respondía a unas tres o cuatro catástrofes al año: “Aquí estamos, 20 años después, y estamos teniendo una catástrofe de mil millones de dólares de media cada 18 días, frente a cada 80 días”, reflexiona.
Por eso, el acceso a viviendas seguras frente a huracanes va a ser cada vez más importante”. Rodríguez afirma que las viviendas Deltec deberían subvencionarse para permitir que las adquiera un mayor número de personas. Sin ayudas, las viviendas más baratas de la empresa cuestan a partir de unos 220,000 dólares para comprar y construir, según las medias nacionales de EE UU para los 48 estados contiguos.
Aunque Rodríguez describe la previsión de huracanes de este año como “aterradora”, cree que vivir en una casa resistente a los huracanes le ha dado tranquilidad. Reflexiona sobre la posibilidad de que su casa se enfrente a otro huracán, quizá dentro de unas semanas o meses.
“Supongo que este año visitaremos muchos hoteles”, prevé, “y sintonizaremos mis cámaras”.
Artículo publicado originalmente en WIRED. Adaptado por Mauricio Serfatty Godoy.