Publicado:
Con un reciente ensayo de Andrea Robin Skinner, la narrativa en torno a su madre, con quien nunca se reconcilió, está empezando a cambiar.
Andrea Robin Skinner, hija menor de la escritora canadiense Alice Munro, fallecida a mediados de mayo a los 92 años, asegura que fue abusada sexualmente por su padrastro desde que era una niña. Así lo reveló este domingo en un ensayo publicado en el diario Toronto Star.
Describiendo el incidente con gran detalle, Skinner aseguró que Gerald Fremlin, el segundo marido de Munro, comenzó a abusar de ella en 1976, cuando tenía 9 años y él 50. “Se metió en la cama donde dormía y me agredió sexualmente”, escribió.
Durante los años siguientes, Fremlin le hizo proposiciones sexuales, le habló lascivamente, la presionó sobre su “vida sexual” y ocasionalmente se masturbaba frente a ella. “En ese momento, no sabía que esto era abuso”, aseguró Andrea.
Ese hombre dejó de agredirla cuando ella se convirtió en adolescente. No obstante, Skinner tuvo que luchar contra la bulimia, las migrañas y el insomnio, que atribuye a las acciones de Fremlin, y tuvieron una gran influencia en su vida posterior. En 1992, a sus 25 años, Andrea le reveló en una carta por primera vez a Munro los abusos que había sufrido, y de los cuales había dudado antes en hablar abiertamente con ella.
Su madre, premio Nobel de Literatura en 2013, se mostró sorprendentemente poco comprensiva con las revelaciones. Si bien abandonó temporalmente a su marido, culpó a Skinner y “estaba convencida de que lo que había sucedido era algo entre mi padrastro y yo. No tenía nada que ver con ella”. Mientras tanto, Fremlin negó haber cometido algún delito y desvió la culpa hacia Skinner, refiriéndose a ella como una “destructora de hogares”.
Legado de silencio
Skinner mantuvo los abusos como un secreto familiar y se distanció de su familia en 2002, después de decirle a Munro que no permitiría que Fremlin se acercara a sus hijos. Más tarde, en 2004, luego de leer un artículo en el que Munro hablaba con entusiasmo sobre su matrimonio, decidió denunciar a Fremlin con la Policía de Ontario, quien fue acusado de agresión indecente, y se declaró culpable al año siguiente y recibió dos años de libertad condicional.
De acuerdo con Skinner, incluso después de la muerte de Fremlin, en 2013, el silenció alrededor de los abusos continuó debido a la fama de su madre, porque, aunque muchas personas influyentes conocieron su historia, no llegó a oídos del público y muchos “siguieron apoyando y contribuyendo a una narrativa que sabían que era falsa”.
No obstante, ahora con el ensayo de Skinner, la narrativa en torno a su madre, con quien nunca se reconcilió, está empezando a cambiar. En este sentido, Andrea ha dejado claro que no quiere que sus esfuerzos se centren en la reputación de Munro, sino en los “patrones de silenciamiento, la tendencia a hacerlo en las familias y las sociedades”.
La comunidad literaria expresó su apoyo a Skinner en las redes sociales. Las autoras Joyce Maynard, Zoe Whittall y Amber Sparks elogiaron su valentía. Entretanto, desde Munro’s Books, librería fundada por Jim y Alice Munro, afirmaron que apoyaban “inequívocamente” su deseo de hacer pública su historia. Andrea y sus tres hermanos le agradecieron a la empresa por su “deseo de terminar con el legado del silencio”.