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TN PRESS

La presión del propietario del poder surte efecto

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El “patronato” y la politiquería siguen tan impregnadas en ciertos sectores, desde donde hasta se hace apología del delito en pos de congraciarse con el poder, aplicando muy bien todo lo que tiene que ver con el tráfico de influencias. Difícilmente alguien pueda negar que el Congreso es la “niña bonita” en la administración estatal, de ayer, de hoy, y así como están las cosas de algunos periodos más, pues de allí se sostiene la mafia política, que en la práctica domina al país.

Ante este contexto, el Paraguay necesita a su población bajo una misma voz, a fin de hacer valer lo que pretende. Los escraches, las manifestaciones, y las críticas, deben ser constantes del pueblo, si es que las autoridades electas no se direccionan hacia lo que es de interés general. La muestra está presente, y el caso “Nepobabys” debería ser el ejemplo de lo que sucederá, si más bandidos buscan la impunidad y el beneficio de los suyos por sobre lo legal y el interés general.

Politiqueros que visten caretas de bondad para esconder inmundas personalidades, que buscan el caos como medio de vida, y aprovechan cualquier situación para buscar beneficios, deben experimentar la presión social de quienes son afectados de manera permanente con mediocres gestiones. La presión social tiene efecto y debe seguir hacia políticos de medio pelo, favorecidos por las bromas macabras de la vida y que manipulan potestades para ubicar hasta a sus hijos como planilleros.

La esperanza de tiempos diferentes, de avances, de libertades plenas y de erradicación de la corrupción, del prebendarismo, y planillerismo, quedan cada vez más gastadas por comportamientos poco concordantes con promesas electorales, de allí la necesidad que el verdadero propietario del poder actúe. No se puede permitir que la clase política siga revolcándose en propias mediocridades, ante la atenta, pero impávida mirada de los ciudadanos de bien. La ciudadanía avanzó un peldaño más en el discernimiento, en la idea de castigar a quienes no hacen bien sus deberes, y esto más que nunca debe verse con mayor fuerza.

La presión social debe hacerse sentir sin más trámites como para que la politiquería sea la excepción, no la regla como en la actualidad. Esta tarea debe ser permanente, pues como se ha demostrado, hasta hace trabajar al Ministerio Público. Existen herramientas claras y periódicas que por su poco uso o mal uso, como las elecciones, solo son útiles para los mismos de siempre. Abrir bien los ojos, y dejar de lado fanatismos inútiles, debe servir para modificar realidades y comenzar a mejorar las condiciones de vida de la generalidad.

Una ciudadanía activa construye mejores tiempos, y destruye vicios que lo perjudica. Se ha tolerado en demasía la osadía de nefastos personajes que lucran a expensas de la confianza del pueblo. Forzar a lo correcto es la única vía ante tanta corrosión moral. Inmoralidades deben ser intolerables, primordialmente para políticos. Todos quienes transgredan normas y se congratulen con ello, deben sufrir las consecuencias.






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