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Ciencia

¿Por qué los hombres ya no pueden lactar?

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Una razón por la cual casi todos los machos no producen leche para alimentar a sus crías podría estar fundada en la propia autopreservación de la especie. Un nuevo modelo matemático, creado por investigadores de la Universidad de York, explica que la lactancia uniparental es una estrategia evolutiva para impedir la propagación de demasiados microbios en el recién nacido.

La lactancia masculina es posible, pero es considerada una característica inusual en la naturaleza. El murciélago macho de la fruta de Dayak, que habita en el sudeste asiático, puede producir una sustancia nutritiva generada a partir de sus glándulas mamarias. La medicina también ha documentado machos de otras especies que pueden lactar bajo situaciones especiales, como la exposición a fitoestrógenos o mediante escenarios de estrés extremo. Aunque no están desarrolladas de la misma forma, las glándulas mamarias de los machos técnicamente pueden generar leche.


Ilustración de espermas corriendo al óvulo.

Un análisis al semen de 40 hombres sanos encontró diferentes tipos de microplásticos.


Una hipótesis para explicar la ausencia de lactancia en machos es que la capacidad de producir leche se perdió en algún momento, por cuestiones evolutivas. Según esta idea, el apareamiento con varias hembras era una forma más eficaz de aumentar el número de descendencia sobreviviente, en vez de que ambos padres duplicaban los nutrientes a una cría. No hay una explicación contundente al respecto, pero trabajos como el reciente modelo matemático de la Universidad de York contribuyen a la conversación en torno a la ausencia de la lactancia masculina.

Demasiados microbios para el neonato

Los matemáticos de York postulan que, si machos y hembras alimentan a su cría, la cantidad de microorganismos que se introduce al estómago puede llegar a ser peligrosa o mortal. La leche es una sustancia viva que se encarga, entre otras cosas, de edificar una biopelícula en el sistema digestivo en el recién nacido para protegerlo de microorganismos nocivos. Además, estimula el sistema inmune del neonato. Dos fuentes distintas de organismos podrían ser demasiado para sus sistemas en desarrollo.

“Los microbios no son inherentemente dañinos ni beneficiosos; es su presencia y abundancia lo que dicta la salud general de esta comunidad interna. Un actor equivocado en las primeras etapas de la vida de un animal podría cambiar el microbioma en un momento crucial”, explicó Brennen Fagan, autor del estudio.

El modelo matemático arroja que la transmisión vertical biparental de microorganismos permite la invasión de elementos microbianos nocivos. Mientras tanto, la transmisión vertical uniparental resulta en el desarrollo de un filtro contra agentes dañinos. Como la madre compartió un entorno microbiano con la cría desde que se desarrolló en la placenta, es más eficaz que sea ella quien continúe fortaleciendo la flora bacteriana del neonato a través de la leche.



“A pesar de estas preguntas abiertas sobre la lactancia en los mamíferos, es notable cuán extendida está la transmisión materna de simbiontes en el mundo natural. Existe el peligro de dar esto por sentado, en lugar de considerar los factores que conducen a su evolución”, finaliza el artículo publicado en Nature Communications.

No todo en torno a la lactancia está escrito. A medida que se descubren nuevas especies en el planeta, los registros de diferentes formas de alimentar a las crías aumentan. Por ejemplo, en marzo de 2024 se descubrió que un anfibio que luce como un ciempiés produce una sustancia funcionalmente similar a la leche, sin necesidad de tener glándulas mamarias.

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