Sin lugar a dudas todo hecho punible, sean delitos o crímenes, son repudiables por la ciudadanía, llamando mayormente la atención de la policía y autoridades fiscales, aquellos golpes grandes, premeditados y de actuación delincuencial osadísimas. En ese sentido, si bien lo teórico del plan debe ser preciso, es el componente humano el principal eje dentro del engranaje de lo delictual.
Y es ahí donde la deshonestidad o infidelidad de empleados y funcionarios, sean de comercios, entes e instituciones, son fácilmente captadas por las mentes enfermas que manejan a delincuentes. Es más fácil persuadir a quienes se dejan guiar por la codicia del dinero fácil. El que da el dato desde adentro es el principal componente del crimen.
El que permite conocer el movimiento de dinero en el comercio, empresa, negocios, el que conoce los días de más recaudación, el que indica la cantidad de guardias, sus turnos y debilidades, son los mayores delincuentes en la práctica, pues sin ellos es imposible golpes precisos. Las estadísticas policiales no mienten y la falta de lealtad de dependientes, tiene una incidencia bárbara en el caminar de los marginales.
La honestidad, fidelidad y por sobre todo de gratitud hacia la mano que da de comer, debería ser normal y corriente en actitudes de personas sanas, morales y éticas. No obstante la realidad despierta que este valor se destiñe con mayor asiduidad que lo habitual, no solamente por la necesidad material, sino por el deseo de tener más y de manera fácil. No existe excusa válida como para dejarse seducir por la posibilidad de un poco de dinero extra, ya que lo otro se logra mediante el sudor de la frente.
La degradación de valores convierte en mucho de los casos a funcionarios de confianza en los mejores informantes de las plagas sociales que resultan los malvivientes. Es necesario hacer hincapié que no pasa por la culpa plena de las fuerzas de seguridad poder prever la inconducta de gente que funge de trabajador, pero piensa como delincuente. También policías y fiscales actúan como delincuentes. La degradación humana es motivo primordial de la preeminencia de la inseguridad.
Si todos los empleados de firmas fueran honestos, valorasen el tener un trabajo y sustentaran deseosos de sobresalir por el esfuerzo propio, no existiría posibilidad de que mentes enfermas se alcen con multimillonarios botines. De la misma manera, los empresarios, los gerentes y directores de comercios de diferentes rubros, conociendo el nivel de descomposición social, deberían tratar de revertir al menos conductas de quienes están bajo su administración.
Un buen “patrón” también suma para la seguridad empresarial. El que no somete, no maltrata y por sobre todo no explota a empleados, tiene menos posibilidad de motivar a personas de su entorno se conviertan en sus propios verdugos. La mente humana no es estática y cuanto más muestras de honestidad, de castigos a criminales se den, podrá reaprender que aquellos que cumplen con principios legales y humanos son los correctos ciudadanos y el resto deberá sufrir las consecuencias. La solución a los problemas de la comunidad, también pasa por mejorar a los mismos componentes de la sociedad. La integridad soluciona la mayor parte de los problemas por el que se padece.