El Sol está a punto de finalizar su ciclo 25. Durante los últimos meses, su actividad ha sido la más alta de la última década. El análisis de las manchas solares es una de las mejores formas de estudiar su comportamiento en la superficie solar. Algunas de estas manchas pueden ser hasta 30 veces más grandes que la Tierra. Son tan masivas que desde nuestro planeta, las franjas oscuras son visibles. Con las últimas fotos reveladas por la NASA, se reafirma que también son observables desde Marte.
El rover Perseverance de la NASA capturó imágenes de las manchas solares que aparecieron en mayo. Estas anomalías se presentaron entre los días 8 y 20 del mes. El período coincide con el momento en que la Tierra experimentó una tormenta geomagnética de nivel G4, la más intensa en la escala. Según la agencia espacial, las llamaradas solares también enviaron partículas cargadas directo al planeta rojo.
Los análisis de la fotosfera solar fueron realizados por el instrumento MastCam-Z a bordo del Perseverance. Se trata de un sistema dual de lentes equipado con un zoom mecánico. Normalmente, la MastCam-Z se utiliza para analizar la superficie marciana en busca de rastros de componentes orgánicos, pero a veces es posible evaluar el polvo atmosférico al enfocar directamente al Sol. El filtro solar incorporado al rover permitió estudiar la aparición de las manchas solares y su impacto en el planeta.
El Sol se ve diferente desde Marte. El planeta rojo está a aproximadamente 227 millones de kilómetros de distancia de la estrella. En comparación, la Tierra se encuentra a 150 millones de kilómetros. Esto representa un aumento de aproximadamente el 51%. Además, debido a la atmósfera marciana, la luz solar adquiere diferentes colores. Cuando el Perseverance mira al cielo, ve un Sol más pequeño y de tonalidad naranja (o azul al atardecer), en lugar de percibir un objeto grande y amarillo.
Disparos de rayos X en Marte
A diferencia de la Tierra, Marte no está tan protegido de las expulsiones de partículas cargadas del Sol. Durante las últimas llamaradas de mayo, la superficie del planeta recibió una cantidad importante de radiación de rayos X y gamma. Afortunadamente, el rover Curiosity estaba allí para registrar los impactos.
Según un comunicado de la NASA, el 20 de mayo, el día de mayor actividad solar, el Curiosity registró una cantidad de radiación de 8,100 micrograys. La cifra es equivalente a la radiación generada por 30 radiografías de tórax. Si un astronauta hubiera estado expuesto a esta radiación, no habría sido mortal, pero sin duda habría requerido observación médica.