Como en muchos otros países de la Unión Europea, la extrema derecha también crece en Bélgica pero el Vlaams Belang, el partido ultraderechista de Flandes no ha conseguido dar el ‘sorpasso’ a los nacionalistas flamencos de la N-VA y convertirse en la primera fuerza política al norte del país en las elecciones federales, regionales y europeas celebradas este domingo. Este “pequeño revés” anticipa la continuidad del cordón sanitario, que el resto de formaciones aplican desde hace treinta años para impedir su acceso a puestos de poder, aunque las negociaciones para formar Gobierno no han hecho más que empezar.
Como en todos los procesos electorales, los comicios dejan ganadores y perdedores. Con 24 asientos, de los 150 que cuenta la Cámara, los nacionalistas flamencos que lidera el alcalde de Amberes, Bart de Wever, seguirán siendo la primera fuerza del Parlamento federal belga aunque con un escaño menos que en 2019. Le siguen en número de escaños, con 20 respectivamente, los liberales francófonos del MR, que salen reforzados al ganar 6 escaños más, y el ultraderechista Vlaams Belang que se refuerza con dos asientos más.
Los socialistas francófonos se quedan con 16, cuatro menos que en los anteriores comicios, pero crecen cuatro los socialistas flamencos, hasta los 13 diputados con lo que será la primera gran familia política del país con 29 escaños en total. Entre los grandes perdedores, como en el resto de Europa, se sitúan los liberales del primer ministro Alexander de Croo, que ha presentado este lunes su dimisión al rey, y cuyo partido se deja 5 escaños (hasta los 7) y los ecologistas que se hunden estrepitosamente y solo tendrán 9 escaños en el próximo Parlamento federal frente a los 21 que aglutinaban Ecolo y Groen, las dos formaciones al norte y sur del país.
Las urnas también consolidan a la extrema izquierda del PTB-PVDA que tendrá una fuerte presencia en el próximo hemiciclo federal con 15 escaños y se mantienen los democristianos.
Formación de Gobierno
Tras el veredicto electoral, el siguiente paso ahora será entablar negociaciones entre los distintos partidos para formar al próximo Ejecutivo federal (además de los Gobiernos regionales). Para ello, el rey de los belgas, Felipe II, ha lanzado este lunes el procedimiento de consultas con los presidentes de las instituciones y los partidos con el objetivo de nombrar un mediador encargado de explorar una posible coalición de Gobierno. Este lunes está previsto que reciba a Bart de Wever (N-VA), Tom van Grieken (Vlaams Belang) y Georges-Louis Bouchez (MR). Será la segunda vez que el monarca reciba a un presidente de la extrema derecha.
En los próximos días desfilarán por el Palacio real el resto de representantes políticos y del mundo económico para empezar a aclarar la posible combinación de Gobierno. Una vez concluida esta etapa, el rey nombrará un ‘informador’ para sondear las posibles opciones y posteriormente un formador de gobierno que dirigirá un proceso que podría prolongarse durante muchos meses, más si se tiene en cuenta que en octubre Bélgica celebra elecciones municipales y que las formaciones podrían optar por no mover ficha antes de entonces.
En todo caso, en esta ocasión, son menos los partidos que tienen resquemores hacia la N-VA cuyo presidente podría convertirse en el próximo primer ministro de Bélgica tal y como desea para impulsar una reforma del Estado.