El tercer set desesperó a Carlos Alcaraz durante la final del torneo Roland Garros de París contra Zverev. El murciano iba 5-2 a su favor, pero entró en barrena hasta dejar escapar el set y perder 7-5. Durante el transcurso de esta caída, Alcaraz se desquició con tantos golpes con la caña de la raqueta. Innumerables.
Alcaraz estaba desesperado y no paraba de dirigirse a sus asistentes para intentar explicarle la razón de sus problemas. “¿Te parece normal esto, te parece normal? Si parece pista dura”, se quejaba de los botes extraños que daba la bola y que le pillaba muchas veces fuera de tempo que le impedía golpear bien la raqueta. “¿Cómo puedo jugar tan mal?”, agregaba maldiciendo su mala suerte.
La tensión iba en aumento pues el propio Zverev también fue preso de los nervios por quejarse continuamente de la pelota que estaba pinchada, porque una señora usaba el abanico… cualquier factor para retrasar el partido y así desesperar un poco más al murciano.
El de Hamburgo se colocó 2-1 por delante y se puso a tiro para llevarse el torneo.