En 2020, la Agencia Espacial Europea (ESA) envió una sonda de última generación al espacio con el objetivo de posicionarse lo más cerca del Sol. El camino de la Solar Orbiter ha sido complejo, pero comienza a dar resultados. En una de sus recientes observaciones a la estrella, la nave fue capaz de averiguar el origen de una forma de viento solar. Los resultados de la investigación desarrollada por científicos de la Universidad de Northumbria fueron expuestos en Nature Astronomy.
El viento solar es una corriente de partículas de plasma cargadas que es expulsada del Sol debido a la actividad de las manchas solares sobre su superficie. Dicha marea, en ocasiones, impacta contra la Tierra para generar auroras boreales y tormentas geomagnéticas. Por ejemplo, una de estas tormentas provocó la oleada de ‘luces del norte’ en mayo en países como México, España o Inglaterra.
Gracias a los diferentes instrumentos de medición en órbita, los científicos saben que no todo el viento expulsado de la estrella viaja a la misma velocidad. A veces va a 500 y 700 kilómetros por segundo, mientras que en otras ocasiones se desplaza a no más de 400 kilómetros por segundo. Por ello, se han clasificado las corrientes como rápidas y lentas. Ambas presentan características particulares, por lo que los científicos piensan que tienen diferentes orígenes.
Las regiones abiertas y cerradas de la corona solar
Los instrumentos de la Solar Orbiter captaron diferentes aspectos del viento solar lento para poder definir su origen. Gracias a la combinación de datos fotográficos e información sobre iones, se pudo identificar de manera clara cómo es que la corriente de baja velocidad abandona el Sol y parte hacia los confines del sistema solar.
De acuerdo con la Universidad de Northumbria, la diferencia de las velocidades entre los vientos solares se debe a las propiedades de las áreas de la corona de la estrella, de donde surgen. Siguiendo la fuente científica, el astro tiene regiones abiertas y cerradas. En las áreas abiertas donde hay menos temperatura, las líneas del campo magnético se anclan al Sol en un extremo y se extienden hasta el espacio formando una “carretera” que liberará el viento solar rápido. Mientras tanto, en las cerradas con más calor, las líneas están conectadas desde ambos extremos a la superficie del astro, como un cable de teléfono conectado al mismo centro de carga. El viento solar lento proviene de donde se encuentran ambas áreas.
“Utilizando las imágenes de la superficie del Sol capturadas por Solar Orbiter, pudieron determinar que las lentas corrientes de viento procedían de un área donde se unían la corona abierta y la cerrada, lo que demuestra la teoría de que el viento lento es capaz de escapar de las líneas cerradas del campo magnético a través del proceso de ruptura y reconexión”, señala el comunicado.
El análisis del clima solar es fundamental a medida que los seres humanos desarrollan tecnología satelital y espacial. Si bien los habitantes de la Tierra no están explícitamente en peligro por la radiación gracias al campo magnético que funge como un escudo protector, el viento solar puede dañar seriamente dispositivos electrónicos que orbitan el planeta.
Instrumentos como la Solar Orbiter de la ESA o la sonda Parker de la NASA tienen el objetivo de comprender la actividad de las partículas emitidas por el Sol. Con la investigación sobre el viento solar y el comportamiento de la estrella durante sus ciclos, es posible perfeccionar sistemas que no se vean comprometidos con vientos solares rápidos o lentos.