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Estos autobuses escolares eléctricos quieren salvar el suministro energético en EE UU

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Prepárate para ver más autobuses eléctricos, si es que tu hijo aún no va en uno. Entre 2022 y 2026, el Programa de Autobuses Escolares Limpios de la Agencia de Protección Ambiental de EE UU destinará 5,000 millones de dólares a cambiar los modelos de gasolina por otros de cero o bajas emisiones. Estados como California están proporcionando fondos adicionales para realizar la transición.


Auto eléctrico cargándose en la nieve

La semana pasada, decenas de autos eléctricos se quedaron varados en Chicago (EE UU). Entre las fallas, tuvo que ver la ausencia de bombas de calor que mejoraran la eficiencia de sus baterías.


Las ventajas de la tecnología V2G para la red eléctrica

Un obstáculo es el importante costo inicial para un distrito escolar, ya que un autobús eléctrico cuesta varias veces más que un viejo devorador de gasolina. Pero si el autobús funciona con V2G, la energía sobrante de la batería al final del día podrá canjearse por energía devuelta a la red durante las horas pico para compensar la diferencia. “Hemos aprovechado los ingresos del V2G para equiparar el costo de este transporte al de los autobuses de diesel”, aclara Garg.

Para el proyecto de las escuelas de Oakland, Zum ha estado trabajando con la compañía eléctrica local, Pacific Gas and Electric (PG&E), para experimentar cómo funciona esto en la práctica. PG&E está probando un sistema adaptable: dependiendo de la hora del día y de la oferta y la demanda de la red, un participante en el programa V2G paga una tarifa dinámica por el uso de la energía y recibe un importe con base en ella por la energía que regresa al sistema. “Tener una flota de 74 autobuses, a la que seguirán otras, con más autobuses con Zum, es perfecto para esto, porque de verdad queremos algo que se amplíe y tenga impacto”, indica Rudi Halbright, jefe de producto de los pilotos y análisis de integración vehículo-red de PG&E.

Piensa en la variedad de vehículos que circulan por las calles. Los automóviles de pasajeros cuentan con baterías más pequeñas, seguro, pero quizá mucha gente no necesite realmente los 480 kilómetros de autonomía por los que pagó. Cobrar por la V2G compensaría el costo del vehículo; por cierto, Un VE también actúa como batería doméstica de reserva durante un corte de electricidad, lo que aporta un valor adicional. Si la gente carga completamente sus VE en el trabajo, es posible que les quede una buena cantidad de energía cuando regresen a casa al final del día, poniendo su batería a disposición de la red cuando se produzcan picos de demanda. Luego están los vehículos de reparto, que poseen baterías más grandes y también son útiles porque funcionan con un horario más fijo. Y hay muchas otras flotas, gestionadas por ayuntamientos, universidades y empresas, que también podrían conectarse a la V2G, suministrando energía de la batería en distintos momentos del día, en función de sus propios horarios de operación.

Pero hay que tener en cuenta que la carga y descarga adicionales acortan la vida útil de una batería. “Tenemos que ser conscientes de ello, para asegurarnos de que nos pagan lo suficiente por el deterioro que sufre nuestra batería”, destaca Hidalgo-Gonzalez. Aunque la batería de un VE debe sustituirse cuando su capacidad desciende por debajo del 70 u 80%, aún puede servir de apoyo a la red fuera del vehículo: es posible agrupar un montón de ellas para proporcionar almacenamiento en instalaciones específicas. Y el precio de las baterías sigue bajando, por lo que cada vez es más económico sustituirlas en los VE.

Conforme vaya madurando la tecnología V2G, las distintas regiones aplicarán tarifas diferentes a la recompra de electricidad; dependerá de la compañía eléctrica local y de la normativa estatal que se establezca. Pero para alcanzar todo su potencial, la V2G tendrá que incentivar adecuadamente a la gente para que opte por ella. Cuantos más participantes haya, menor será la demanda de una sola batería. Muchos neumáticos aligeran el trabajo. “Es una de las ventajas de contar con 74 autobuses: aprovechas un poco de cada uno”, comenta Halbright. “Nuestro objetivo es disponer, para 2030, de dos millones de vehículos en circulación sobre los que ejerzamos cierto control cuando se cargan o, en algunos casos, cuando se descargan. No necesitas tantos, porcentualmente hablando, participando en un momento dado para lograr un gran impacto”.

Artículo publicado originalmente en WIRED. Adaptado por Andrei Osornio.


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