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El mar se está tragando este pueblo mexicano debido al cambio climático y obras mal planificadas

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Antes de entender mejor las implicaciones del desastre que se cierne sobre su comunidad, Otsoa quería para las Barrancas la escollera que hace años prometió construir el entonces gobernador estatal, Javier Duarte de Ochoa, un controvertido mandatario acusado de varios delitos de corrupción y condenado a prisión en 2017. El rompeolas que pretendía levantar tenía el objetivo de proteger la costa y desviar las corrientes, como el que inauguró en el 2014 en la comunidad vecina de Matalauva. Tras la instalación de esta estructura mar adentro, los habitantes de esa comunidad y la colindante, Zapote, recuperaron parte de sus playas. “Con esa obra consiguieron regresar el turismo, que trajo una derrama económica muy fuerte. Si ellos salieron beneficiados. ¿por qué nosotros no?”, se preguntaba entonces la presidenta de la cooperativa pesquera de las Barrancas, a donde nunca llegó aquel proyecto tan anunciado. La construcción de la escollera en la comunidad vecina trajo beneficios inmediatos, “pero se desconocen los efectos a largo plazo y, después de informarme mucho, sé que esa no es la solución”, se responde Otsoa.

“Instalar una barrera sobre la playa te cambia de forma dramática la dinámica de las corrientes. Poner un espolón proporciona una solución a corto plazo en un sitio específico, pero traslada el problema a otro lado. Ya hay muchos estudios sobre las fatales consecuencias de esa idea”, explica Jacobo Santander, biológico del Colectivo Interdisciplinario de Ciencia Aplicada y Derecho Ambiental (CICADA) y quien llegó a la comunidad hace cuatro años para estudiar el complejo fenómeno y ayudar a este pueblo a llevar a cabo acciones de mitigación contra la subida del mar y los golpes del oleaje.

Ruinas de una de las casas que se llevó el mar en las Barrancas, México. La destrucción de los ecosistemas y el cambio climático están afectando a los territorios costerosSeila Montes

“La desaparición de playas en esta comarca responde a un problema multifactorial. Por un lado, están las mega obras ejecutadas sin una planificación sensata, como la ampliación portuaria de Veracruz o las barreras artificiales en mitad del mar que el gobierno desarrolló. Por la distancia en el mapa aparecen como puntos lejanos, por lo que pueden parecer hechos aislados. Pero, están conectados y los efectos repercuten en esta zona. Por otro lado, el deterioro de los ecosistemas constituye una parte fundamental de la erosión de sedimentos”, asegura el biólogo. Una hipótesis que también sostiene Moreno-Casasola, para quien “independientemente de su subida del mar por el cambio climático, hay un grave problema de falta de sedimento. Por eso debemos recuperar el sistema de manglar, que aporta el sustrato que hace de barrera contra las marejadas”.

Salvar un manglar para proteger la playa

Para enfrentar la compleja situación que amenaza las Barrancas, resultaría más productivo, sostienen los científicos, trabajar las áreas naturales en el territorio que construir una escollera en el mar. Por eso están desarrollando junto a los pobladores un plan para la recuperación de los ecosistemas. Entre ellos, el Salao, como llaman en esta comunidad a su manglar, que alberga más de 80 especies de fauna y flora, hasta tres especies de mangle distintas y una treintena de aves que aquí encuentran refugio. “Le estamos apostamos a la rehabilitación de los hábitats para recuperar la protección costera. Para que la naturaleza nos regrese sedimento a la costa. La idea es recuperar el equilibrio que existía antes, que regrese el flujo natural al manglar y su intercambio de sedimento con la playa. Porque, a pesar de la presión de la contaminación, todavía podemos hacer algo, aquí hay vida, hay especie, flora, mucha fauna…”, anuncia Ramón con entusiasmo en la voz, orgullosa de los primeros efectos que ya se observan del trabajo. “Hay una capacidad de restauración increíble. Pusimos la semilla de manglar en la orilla de la playa y ya nos brota, ¡se ha pegado y se está reproduciendo!”

Claudia Ramón en el manglar Las Barrancas, en Veracruz, MéxicoSeila Montes

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