Las pretensiones electorales y el anhelo de estar en puestos donde se gana mucho por hacer nada, no solo incrementa lenguajes críticos, ataques furibundos contra contrincantes comiciales, sino que muestra la transformación de otrora enemigos a amigos y a nefastos personajes en seres iluminados, percibidos mediante la “lu$” emanada.
Por generalidad, este hecho de transfiguración de malos a buenos y buenos a malos, solo opera en circunstancias electorales y cuando el pánico cunde por posibilidades de derrotas comiciales, pues no tendría explicación válida sumar a enemigos. Asociarse a grupos que tanto se cuestionaron, es penosamente profesar principios hipócritas y de puro maquiavelismo. Golpes mediáticos.
Pactar con el “diablo”, jamás puede ser auspicioso o digno de destacar. Los nefastos de ayer para pretensiones electorales, hoy son lo más honestos y útiles. Este es el impresionante cambio de actitud de seudo dirigentes que no saben sostener coherencias y mucho menos ética. Es absurdo cambios de posturas con afanes electorales o de alcanzar algo de migajas de la opulenta mesa del poder.
La politiquería barata no tiene un solo color, y sorprendentemente se hace regla. Sostener que resabios de partidos políticos que sometieron al país a las sombras sean lo “máximo”, es lo más traído de los pelos, incluso sorprendente para la misma clase política que se maneja en medio de mezquindades. Caer a este nivel, no aglutina, al contrario dispersa, pues se practica lo mismo de comprar consciencias, de por si extremadamente baratas.
La clase pensante, la ciudadanía operante y con principios no aplaude unidades entre alimañas. Ver la luz, cuando uno se manejaba en el oscurantismo, es poco creíble si al final el amor profesado al nuevo líder es el mismo jurado a quienes permitieron que se mamara de las tetas del Estado. La corta memoria de expositores de la fauna regional lo lleva a caer en constantes contradicciones, y de críticas, en corto tiempo pasan a alabanzas. Esta confusión creada por la apetencia de liderazgos electorales solo deja al descubierto calañas.
No darse cuenta del ridículo que en muchas ocasiones se cae, es porque el pensamiento, la moralidad y la personalidad ya se han adaptado al estilo de vida mezquino, genuflexo y pendiente de zoquetes. La ciudadanía en general debe percibir estos detalles en cada agrupación política que siempre está a la caza de adhesiones a proyectos electorales mediante la compra de “amor”. Si bien no se hace referencia a la prostitución, es tan similar que como ejemplo es apropiado.
Si alguien tiene la desvergüenza en abrazarse con quienes hasta unos días eran la lepra política, es por que padecen de la misma enfermedad y el contagio no es peligro. Afirmar y luego des-confirmar, no es precisamente por razonamiento propio, sino porque pensar diferente en ocasiones es más conveniente. Cuando no hay convicción ideológica, todo apoyo no es más que adhesión por afán de monedas. La transmutación constante de “hombres escombros”, a excelentes líderes, no puede sencillamente pasar desapercibido por una población consiente, que es sometida a discursos de diferencias, siendo más de lo mismo.